Erik
Erikson, (1902-1989), que fue notable profesor de Desarrollo Humano de la Universidad de Harvard, postula que es importante tener una teoría del desarrollo humano que intente aproximarse a los fenómenos
descubriendo desde donde y hacia donde se desarrollan, y postula el desarrollo
de la Identidad Personal.
Sus ideas
sobre el desarrollo humano, los Estadios del Desarrollo y del desarrollo de la
identidad en etapas (el llamado Ciclo epigenético), constituyen un aporte de
esencial valor. Su libro "Infancia y Sociedad", cumple 50
años ya de haber sido escrito.
Según la
teoría de de Erik H. Erikson… "El concepto de desarrollo psicosocial se refiere básicamente a
cómo la interacción de la persona con su entorno está dada por unos cambios
fundamentales en su personalidad".
Tales
cambios en la personalidad a su vez dependen de lo que Erikson llama etapas o
puntos de viraje (cambios cualitativos).
Cada etapa
está marcada por una particular crisis o especial susceptibilidad de la persona a algo.
Según Erikson, a lo largo de la vida hay una secuencia particular de
susceptibilidades a cosas específicas, o sea, que todos los seres humanos pasan
por las mismas crisis o lo que es lo mismo decir por las mismas etapas de
desarrollo psicosocial.
La
resolución de una crisis está influida por el ambiente y puede ser positiva o negativa. La
resolución positiva implica un crecimiento de las capacidades de la persona (su
personalidad) para interaccionar con su ambiente.
La
resolución negativa representa una deficiencia en las capacidades de la persona
(su personalidad) para lidiar con el ambiente y las situaciones que puedan
presentarse.
Afirma
Erikson…"las diferentes etapas del desarrollo psicosocial se presentan
en edades más o menos iguales en todos los seres humanos".
En la adolescencia uno de los cambios más significativos que supone
esta etapa, es el paso desde la vida familiar a la inserción en la vida social.
Se espera
del adolescente una inserción autónoma en el medio social y que alcance el
estatus primario: asumir una independencia que lo exprese personalmente y dirigirse hacia
roles y metas que tengan consonancia con sus habilidades y que estén de acuerdo
con las probabilidades ambientales. El joven
procura que sus sentimientos de adecuación y seguridad provengan de sus propias realizaciones, las que
confronta frecuentemente con su grupo de pares o compañeros de edad similar.
En la
adolescencia temprana se tiende a establecer una relación cercana de amistad con uno o más amigos del mismo sexo.
Este vínculo
es estrecho y el contacto con miembros del otro sexo suele hacerse en grupo.
Hay una fuerte des idealización de las figuras de autoridad, tendiendo al distanciamiento,
desobediencia y evitación de dichas figuras.
En la
adolescencia media el grupo de pares como tal comienza a tener mayor relevancia.
Es aquí donde cobra importancia la pertenencia el grupo del barrio, grupos deportivos, grupos de amigos, etc. Estas
pertenencias desempeñan variadas funciones, siendo las principales:
·
Proporcionarle al individuo la oportunidad de aprender a relacionarse con sus
compañeros de edad.
·
Aprender a controlar su conducta social.
·
Adquirir destrezas e intereses propios de la edad.
·
Compartir problemas y sentimientos comunes.
En este
período se tiende a asumir los valores y códigos del grupo de pares, lo que aumenta la
distancia con los padres, existiendo una tendencia "anti-adulto".
En la
adolescencia tardía los valores del grupo dejan de tener tanta importancia, siendo
los propios valores acordes a la identidad los que se privilegian. Respecto a
las figuras de autoridad, se comienza a producir una reconciliación y
reparación.
Estos
vínculos tardíos suponen menos explotación y experimentación que en la
adolescencia media, ya no está todo centrado en la aceptación del grupo de
pares sino que se puede compartir con los amigos de un modo más íntimo y
diferenciado.
Lo óptimo es
que se desarrolle una independencia flexible, es decir que el joven concilie un
rol definido, pero al mismo tiempo autónomo, que le permita contrastar sus valores.
Esto va a depender de la solidez previamente lograda en el proceso de socialización.
Si el adolescente
fracasa en ser aceptado en un grupo, pueden aparecer conductas de aislamiento o
de extrema dependencia a los pares o a determinados grupos a quienes imitará y
a los cuales se someterá.
Es frecuente
escuchar a algunas madres que dicen tener un hijo modelo, porque es tranquilo, no sale a ninguna
parte y no tiene amigos, ni "malas juntas".
Es
importante señalar que esta situación no es necesariamente la ideal y que puede
llegar a ser incluso bloqueadora de un desarrollo social más sano del joven hacia la autonomía.
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