La Desintegración Familiar y el Abandono Moral:
Es la principal causa para que los adolescentes y jóvenes se
integren a las pandillas .La familia como institución básica de la sociedad
está en crisis; hay un alto porcentaje de separaciones y abandono familiar. Por
otro lado, la ausencia de los padres, empujados por la crisis a dedicar más
tiempo a la obtención del ingreso familiar, genera un vacío que la sustitución
de la crianza de los hijos por otros familiares o conocidos no pueden llenar.
Las presiones económicas obligan a ampliar los horarios de
trabajo y a eliminar los momentos dedicados a la integración familiar, la
afectividad y la recreación entre padres e hijos, elementos importantes en su
formación.
La Desocupación y el Desempleo:
Si para el común de los jóvenes es difícil conseguir un
empleo, para quienes están involucrados en pandillas, esas resultan mucho más
complicado, pues están en desventaja frente a los demás, debido a su menor
nivel educativo y menores capacidades y habilidades; esto sin considerar la
carencia de recomendaciones “imagen personal” y los prejuicios y desconfianza
que generan en sus potenciales empleadores.
La Violencia Social y Familiar:
Después de más de diez años de violencia social en nuestro
país, las nuevas generaciones han crecido en una sociedad que ha convivido con
la muerte y destrucción, y principalmente, con la pérdida del respeto a la
vida; el desprecio a la autoridad y las leyes; al derecho de los demás, ideas y
actitudes que promovieron tanto los grupos subversivos como la guerra sucia
desde el estado.
En las familias, la violencia contra la mujer y los hijos,
se han incrementado dramáticamente. El maltrato y abuso sexual infantil y
adolescente tiene como sus principales abusadores a los propios miembros de la
familia. Estas situaciones marcan la vida de nuestros niños y adolescentes,
predisponiéndolos a soportar o descargar violentamente los traumas que
llevan dentro en quienes consideran más débiles o vulnerables.
La Pobreza, Marginación y Exclusión Social:
Si bien la pobreza no es justificación para la existencia de
las pandillas, esta situación si contribuye con ello.
El 60% de las pandillas registradas por la policía proceden
de hogares que carecen de condiciones mínimas de vivienda y en un alto
porcentaje han abandonado sus estudios por la falta de recursos económicos o la
desintegración familiar.
Esta población pertenece a los grupos socio-económicos C, D
y E. Además los padres de familia, en un buen porcentaje tienen un bajo nivel educativo y la tasa de crecimiento supera el 3.0 %.
Las pandillas se desarrollan en un entorno de violencia,
drogas, alcohol y sobre todo en la delincuencia, la cual puede inducirles al
robo o aun peor aún al homicidio.
Una de las causas del comportamiento agresivo de jóvenes que
integran una pandilla son: maltratos físicos y psicológicos sufridos en la
infancia, el ambiente social en el que el adolescente vive y muchas veces por
el rencor que sienten hacia los demás producto de la desintegración familiar.
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